martes, 29 de noviembre de 2011

26 NOV.

Sentir tu presencia me hace impotente, sentir tus palabras me enloquece, y sentir tu respirar me mata, son cosas normales ya en mi vida.
No soy capaz. Te veo y me siento feliz, muy feliz, pero a la vez llena de odio y asco. Siento cada mirada como si fuera lluvia en pleno verano. Me fascina mirarte fijamente de reojo, mientas que siento que no hay nadie más, que eres el centro de mi vida, solo tú y yo. Cada vez que paso por tu lado, me quedo con todo, tu ropa, tu cara, tus gestos... todo. Quiero saludarte, pero no puedo, algo en mi cuerpo me dice que pare, me hace frenar.
Me haces débil, tan débil que me quitas las ganas de todo. La ausencia de las demás personas me pone nervios, y tu sonrisa... tu sonrisa me hace totalmente gilipollas.
Te veo y me haces sentir bien, me haces sonreír; pero cuando te observo detenidamente, me aceleras el corazón a mil por hora, como si se me fuera a salir.
No te quiero ver más, pero a la vez, necesito verte, eres mi mayor necesidad.
Por cada instante de asco que siento, al mismo tiempo, te quiero.